«Surf entre volcanes» es la historia cotidiana, de una joven promesa del surf canario. Airam de Juan Perez, tiene 9 años y vive en la isla de Lanzarote. Escrita por el periodista: Nicolas Massines, en su estancia en la isla.
-“Sube pal coche mi niño que nos vamos ya a surfear a la izquierda!”
Son las 4 de la tarde en el norte de Lanzarote, uno de los pueblos marinero más surferos de Europa: La Santa. La voz? El padre Willy con su mujer Tamara al lado, incondicionales del pequeño. El Quemao, San Juan , La Derecha… El North Shore europeos tipo salsa mojo y aguas cristalinas. Tener 9 años, estudiar y surfear delante de casa. Un sueño para muchos.
Pocos minutos más tarde Airam esta en traje, siguiendo los pasos de su padre listo para una sesión de una hora en la izquierda de la Santa. Un sitio duro de acceso, donde el respeto esta siempre presente en una ola tipo slab de fondo volcánico. Medio metro canario, aunque todavía ayudado mínimamente por el padre en la remada, Airam demuestra una coordinación y una tranquilidad muy prometedores. Las tardes de Airam se parecen a las de los niños isleños de su edad: cole, deberes y deporte. En este caso apenas un año después haberse enganchado al surf, las tardes llevan un aire algo más cargado de yodo que otros. Que sea con sus amigos a través la escuela Franito (reconocido surfista canario) o su padre, la pasión se expresa el mayor numero de veces posibles a la semana. Y aquí las posibilidades de surfear son más que numerosas.
Si un día pasan por Arrecife, podrán observar un mural enorme realizado por dos grafiteros de Las Palmas, Tono Cruz y Felo Monzon durante el festival Off Bienal. Eligieron a Airam para simbolizar la juventud canaria en su petición de acceder a más cultura. Surf y cultura, dos motivos suplementarios para apoyar a los nuevos volcanes de Lanzarote, los niños que lo piden desde la calle.
Son las 6, Airam regresa a casa, cansado pero contento. Le gustaría más tarde vivir del surf, un poco como Rob machado su ídolo. Pero de momento toca vivir como un niño de 9 años, marcharse patinando para reírse con los amigos de la plaza. Esto si, un ojo siempre atento en las previsiones.