Hace días que tienes ganas de salir de trip. Los días pasan y en tu playa las olas comienzan a desaparecer, lentamente. Los días son más monótonos y , después de mirar las previsiones, decides escapar de la monotonía, decides hacerte un viajecito a Hossegor, tierra de olas y buen surf.
Eso es lo que pensó David Botello, miembro de Rippingmag, acompañado por Yago Zapata, Stirling Blacket y Sophie Toffi.
El plan era claro: con una previsión inicial de olas «normalita», pero que de cara a media semana parecía mejorar, se subieron al coche camino de Francia. Y ahí fue donde comenzaron sus desastres.
Sólo llegar la lluvia hizo acto de presencia. Pero ese no fue el mayor de sus problemas. La previsión de olas cambió por completo… y con la lluvia, llego el viento. Y, cómo no, las olas desaparecieron.
El segundo día se levantó soleado, como esperaban los chic@s, el mar estaría calmado. Así que decidieron ir de paseo por Las Landas, teniendo que poner combustible. Y este fué el segundo de los desastres. Ciertas gasolineras de Francia (parece ser que es una pactica habitual de las que se hallan en los recintos de los supermercados) te cobran la gasolina y, sin recibo alguno ni comprobante, ni aviso, cuatro veces mas de lo puesto en gasolina. Es decir, por 20 euros de gasolina pueden llegar a hacer un cargo extra de 90 euros. Se trata de una cantidad retenida durante unos 15 días, por si hay algún problema con el cobro. Así que, ya sabéis, tened cuidado.
Los días fueron pasando, y la previsiones seguían sin cumplirse. Asi que decidimos esperar sólo un día más, antes de regresar a casa. Pero sucedió el último de los percances. De repente el coche decidió dejar de funcionar. Después de llamar a la grúa, el mecánico francés al que nos llevó el seguro nos informó que el motor estaba sucio, no se sabe si por gasoil, suciedad… El hecho es que el mecánico dijo que tenían que limpiar el sistema de inyección del coche y hasta el día siguiente no podríamos movernos del camping.
El desastre final fue el mismo arreglo del coche, que a pesar de ser cobrado (una broma de más de 200 euros), no fue realizado. De vuelta a Barcelona, nada más abandonar Francia, el coche comenzó a pararse continuamente. Al dia siguiente el coche estaba de nuevo en el mecánico, pero ya en el «suyo propio» de toda la vida….
Así transcurre un trip en el que todo va mal. Pero los desastres no dejaron que las risas y los buenos momentos aparecieran durante esos días. Un viaje verdaderamente inolvidable.
Fotografía: David Botello