El Festival JUVENSUR cumple 25 años de su primera celebración en Málaga, y la revista STAF se ha volcado recordando un momento clave del skate en Andalucía. De la mano de Paco Nuñez, uno de sus principales artífices, recorremos por unos momentos la senda del skate ochentero y su influencia en una escena que a día de hoy se ha hecho más fuerte que nunca. Una exposición fotográfica, que el 26 de Febrero llega a Arroyo La Miel, para después seguir su periplo por la provincia de Málaga, sirve como punto de partida para el revival patinetero, mientras que se está acabando de filmar un documental, que se prevé pueda estrenarse a principios de 2015.
Gracias a la reciente exposición Juvensur hemos conocido el nombre de Paco Nuñez, al que los skaters de Málaga rinden admiración y pleitesía por pionero. ¿Quién es Paco y cómo se relaciona con el skate en primer lugar?
A finales de los setenta empezaban a llegar a Málaga algunos tipos con unas tablas con ruedas que nadie sabía lo que era. Por suerte uno de esos tipos estuvo cerca y me dejó probar ese artilugio. Desde entonces he estado enganchado a todo este mundo de una manera u otra, con altibajos, pero siempre cerca. En aquellos primeros años pasamos de ser un grupo numeroso de skaters en Málaga a la más absoluta soledad en mitad de los 80 cuando patinábamos dos o tres a lo sumo, luego vino el renacimiento de las cenizas de todo aquello. Los chavales que empezaban a finales de los 80 eran 10 años más jóvenes como media y era fácil que me tomaran como referencia, pero también me tocaban todos los marrones por ser el mayor. Yo era el tuerto en el país de los ciegos, ese era el único mérito que podría tener junto a mi gran pasión por el skate.
Los años 80 y el boom del skate se quedaron instaurados en la memoria de todos los que vivimos aquella época. ¿Cómo fue la experiencia de la introducción del skate en Málaga? ¿Qué papel jugó la mitología americana en todo ello? ¿Cuales fueron los primeros ‘spots’ callejeros de la ciudad? ¿Continúan en activo?
Visto desde la distancia que dan los años transcurridos, aún continúo asombrándome de todo lo que se vivió en aquellos años. Aunque el skate (o el monopatín como era más conocido) llegó tímidamente a finales de los setenta a Málaga, la gran explosión fue a finales de los 80 cuando se hizo popular entre los chavales de la ciudad. En esos días, continuamos con la tradición de patinar en el Paseo del Parque cerca del ayuntamiento, yo cargaba una rampa de saltos encima de mi Renault 8, sacaba un par de altavoces y montábamos la fiesta allí, se fue corriendo la voz por los barrios y empezaron a llegar chavales de todas partes con sus skates destrozados y con la boca abierta mirando las maniobras que hacíamos. Nosotros éramos el medio que trasladaba las influencias americanas del skate ya que casi nadie tenía acceso a revistas o vídeos. Yo me suscribí a principios de los 80 a la revista Thrasher, recibí el número 2 calentito, y siguieron enviándomela durante años a pesar de no haber renovado la suscripción, eso era uno de los pocos referentes que teníamos hasta que apareció la película Thrashin, que fue la repera para los tiempos que corrían. A partir de ahí, y con la expansión del vídeo, las marcas empezaron con sus producciones y la información se hizo accesible para todos. Todo evolucionó y aquel spot del Paseo del Parque dejó de patinarse poco a poco aunque sigue ahí.
Por aquel entonces, durante el gran boom, recuerdo que patinaban hasta las chicas, con sus skates de color rosa. ¿Por qué crees que caló tan hondo la cultura del skate en los barrios, totalmente desconocida hasta entonces? Mediáticamente no es que respondiera a ninguna campaña publicitaria mayoritaria, seguía siendo algo bastante ‘underground’.
Con el tiempo, la forma de patinar cambió, la ciudad cambió, buscábamos nuevos lugares, nuevas sensaciones. Lo que pasó es que fue tan grande el boom del skate que cada chaval que salía de su casa encontraba a sus amigos patinando cerca y eso facilitaba muchísimo el mantener y aumentar esta actividad. Aparecieron spots en cada barrio los cuales eran visitados por skaters de otros barrios que retroalimentaban la escena, era alucinante ver tanta gente con su patín recorriendo toda la ciudad. Teníamos nuestra propia imagen, aunque era importada de fuera; nuestro propio lenguaje o jerga, con nombres de trucos intraducibles. En realidad creo que fue un soplo de aire fresco para la rutina de la ciudad, hasta entonces no existía una gran variedad de actividades a las que dedicarte, si te gustaba el fútbol o el baloncesto bien, pero a partir de ahí poco más se podía hacer. El skateboard democratizó el deporte en cierto sentido y se convirtió en cultura urbana que dio pie a muchas otras corrientes. El inicio del gran boom si puede que estuviera respaldado por la industria de entonces, pero el desarrollo y la expansión que tuvo lugar luego fue algo natural y espontáneo, en gran medida por culpa de los que patinábamos.
La feria Juvensur dejó un gran legado en Málaga. Háblanos brevemente de su paso por la ciudad en los 80 y de esa rampa monstruosa que vemos en las fotos. ¿A qué se debe el efecto ‘revival’ que estáis viviendo allí? ¿Cómo conectáis a la generación antigua con los chavales de ahora, que no conocen la movida que tuvo lugar hace 25 años? ¿De qué ha servido ‘Juvensur’?
Juvensur fue el punto de inflexión en la historia del skate de Málaga. Puede que esto suene pretencioso pero me remito a las impresiones que me trasladan casi todos los que por allí pasaron. Solicitamos a la empresa que gestionaba esa feria que nos construyera una rampa a cambio de patinar allí, eso sí, dando colorido por nuestra parte a modo de espectáculo de circo. Les dimos unos planos y construyeron lo que buenamente pudieron, que no fue poco. Una rampa que, aunque un poco destartalada y estrecha, era la primera construcción específica para skate en muchos cientos de kilómetros a la redonda. A partir de esa rampa, nos encargamos de buscar ayuda económica de alguna tienda y construimos nosotros mismos distintos módulos para convertir Juvensur en el primer y único skatepark de Andalucía en aquel momento. Conseguimos reunir en ese lugar a todos los skaters de la ciudad, venían chavales asiduamente de toda la provincia, comenzamos a recibir visitas del resto de Andalucía y España con las consiguientes influencias sobre nuestra forma de patinar enriqueciendo toda esta movida.
Además, allí empezó a expandirse el bmx freestyle de una manera impresionante, algunos de los mejores riders nacionales e internacionales encima de una bici salieron de ese lugar; con el roller paso algo parecido, recibíamos visitas de otros rollers de España que venían a conocerlo. Pero la cosa no queda ahí, dentro de esa feria, en ese edificio emblemático, existía una discoteca donde se realizaban encuentros de gente joven que empezaba a conocer el hip hop a través de concursos de breakdance y rap, muchos artistas consagrados hoy día de esta escena salieron de las actividades que allí se desarrollaban. Juvensur hizo en gran medida que la cultura urbana de la ciudad tuviera un despegue espectacular que ha perdurado en el tiempo.
Yo no me canso de citar y repetir, cada vez que tengo oportunidad, la frase de Marco Tulio Cicerón: “Los pueblos que olvidan su historia están condenados a repetirla”. Creo que los que hemos vivido estas experiencias en el pasado tenemos la obligación moral de contarlas a las generaciones posteriores a la nuestra, en todos los sentidos. En lo referente al skate, veo que se siguen cometiendo muchos de los errores que cometíamos nosotros hace 25, 30 ó más años y es nuestra responsabilidad trasladar por distintos medios estas vivencias a los que ahora tienen la edad que nosotros teníamos entonces. La oportunidad que nos brinda el 25 aniversario de Juvensur es muy importante, es un escenario casi irrepetible para contar que las cosas no surgen siempre espontáneamente, que tienen un motivo y un origen, que hubo gente que se lo curró, que padeció y que disfrutó, que lo hicieron con pasión pero también con cabeza.
En Barcelona, al ser el material tan escaso y caro, la gente se montaba skates con 4 ruedas distintas, o un eje de cada. ¿Recuerdas esos instantes de escasez de medios? ¿La llegada de una nueva remesa de tablas a la skateshop local? ¿Cómo se vivieron esos momentos en la ciudad? ¿Hubo un gran furor por la construcción de rampas y módulos varios?
La historia del skate en España ha estado siempre ligada a la precariedad, creo que es una de las características que lo definen para bien o para mal. Yo lo padecí en mis primeros años cuando era un chaval y me prometía cada día a mi mismo que cuando trabajara no me iba a faltar los mejores materiales, eran las ilusiones de un adolescente que luego se cumplieron aunque ya no significara lo mismo por culpa de las obligaciones que vamos adquiriendo al hacernos adultos. Esa misma precariedad la padecí más tarde desde el otro lado de la barrera, trabajé en una tienda que vendía material de skate y posteriormente monté la mía propia, quizás en una época no muy aconsejable por culpa de la crisis de entonces. Venían chavales a comprar un solo eje y al mes siguiente compraban el otro; traían las tablas para cambiar solo la lija, no tenían forma, gastadas por el nose y el tail, era una odisea pegarle esa lija que compraban; las ruedas cuadradas, las zapatillas desgastadas con agujeros llenos de cinta americana. Una época de precariedad, como digo, que cuando llegaba un paquete lleno de tablas nuevas de la distribuidora a la tienda, se convertía en el acontecimiento de la semana o del mes. Ver a esos chavales con esos grandes ojos brillantes, una sonrisa en la cara, oír sus exclamaciones ante la tabla de su ídolo y saber que tardarían en tenerlas o incluso nunca las disfrutarían eran sensaciones que se mezclaban en el ambiente y que han quedado para el recuerdo.
Esa misma precariedad de la que hablo influyó, desde mi punto de vista, para que los chavales se decantaran por una u otra especialidad dentro del skate. Juvensur solo duró unos 4 años y después de eso no había nada más, no se construyeron instalaciones específicas hasta bastante tiempo después. Eso pudo contribuir a que los skaters fueran más streeters que usuarios habituales de rampas, ya que de esto último no había. La tendencia era la de buscar spots “naturales” dentro de la ciudad y no la de construir algo, esto tiene su encanto pero también tiene sus inconvenientes, aunque no soy partidario de la institucionalización del skateboard sí soy consciente de que esta actividad se debería haber encauzado de alguna forma desde el colectivo skater.
Imaginamos que esa generación de skaters pioneros conserva lazos de amistad desde esa época. ¿Cómo se ha mantenido el engorile entre generaciones? ¿Se mantiene el tópico de ‘skaters para toda la vida, aunque no nos subamos ya a la tabla’?
Por supuesto, el skate va más allá de ir montado encima de una tabla. Como dice mi amigo Francis Medina, el que ha sido skater lo sigue siendo encima de un skate, de una máquina de escribir, de una cámara de fotos, de una guitarra o ante cualquier otra expresión cultural o ámbito de la vida. Es un movimiento de creatividad que se refleja en una herramienta que se llama skate pero que puede darse de otra forma. Desgraciadamente el tiempo pasa y todos nos regimos por las obligaciones que nos imponemos, lo que provoca distanciamientos indeseados, no obstante es una situación que se arregla con una llamada telefónica, un privado en facebook o asistiendo a un evento de skate, creo que todos los que hemos vivido esta pasión y que nos alejamos en cierta forma de la escena cotidiana estamos esperando esa llamada o ese mensaje como pretexto para estar ahí otra vez.
En los 80 enseguida se empezaron a hacer campeonatos y se creó un pequeño ‘star system’ en cada ciudad. Muchos de esos skaters han seguido patinando hasta nuestros días. Háblanos de tiendas y skaters míticos de esa época, y si recuerdas algunas competis divertidas o caóticas.
Buá! Para escribir un libro. Recuerdo los primeros campeonatos en Juvensur con poquísimos premios, sin apenas módulos, donde los jueces los conseguíamos 5 minutos antes de empezar, pero con una expectación increíble por parte de los chavales, no los podíamos defraudar. También recuerdo los míticos campeonatos en el Arroyo de la Miel que organizaban los skaters de allí, especialmente Francisco Cascado, y en los que en alguna ocasión colaboré, venían gente de todo el territorio nacional. Y, aunque fuera allá por el 91 o 92, recuerdo el campeonato celebrado en la discoteca Erne de Oyarzun en el País Vasco, menudos días pasamos allí, estaban los mejores skaters nacionales y fue espectacular.
Como tiendas puedo destacar muchas. La primera que se tomó en serio esto del material de skate a finales de los 80 fue Petrel, posteriormente reconvertida en Hot Stick, ayudó significativamente a que Juvensur se desarrollara en su primer año. Casi al mismo tiempo apareció en la capital Málaga Surf y Skate House que organizaban algunos eventos que ayudaban a mantener la escena. En medio de todo eso, la tienda donde yo trabajaba y que se llamaba Funny Ski, desde ese establecimiento conseguimos mantener las actividades de Juvensur durante un tiempo. Luego en la provincia también aparecieron algunas aunque la que más destacó fue Cow Skates posteriormente llamada Sport Center que se encargó de realizar los famosos campeonatos de entonces en el Arroyo de la Miel. Luego llegó la crisis y muchas tiendas desaparecieron, fue cuando monté la mía propia que se llamó XXL Skate Shop.
En cuanto a skaters míticos podría citar a muchos pero para ser justos con la realidad de finales de los 80 y principios de los 90 en Málaga y su provincia, me centraré en solo tres y son Piscu, con una genialidad natural acompañada de su gran humildad; Javier Rojas, vasto como el solo en su forma de patinar y muy técnico; Fali León, el más completo, con gran estilo y técnica tanto en rampa como en calle. Los tres podrían haber llegado mucho más lejos en el panorama skater.
Málaga es uno de los mejores sitios para patinar en Europa. Siempre se ve en los tours de marcas potentes y la gente habla maravillas. ¿Por qué tendríamos que ir a Málaga a patinar y no a San Francisco o LA como hacen todos?
No conozco San Francisco ni Los Angeles pero cuando me hablan de los Estados Unidos siempre coinciden en lo mismo, que las distancias entre spots son muy grandes. Málaga, a pesar de ser una ciudad muy cosmopolita, que ha crecido en muchos aspectos, no deja de ser una urbe pequeña que se puede recorrer en poco tiempo ya que no existen distancias considerables. El problema es que, como ocurre en otras ciudades similares, los skaters son perseguidos de manera implacable por parte de las autoridades locales. En ese aspecto existe una contradicción que clama al cielo, en el momento que escribo esto está prohibido patinar en la calle bajo el riesgo de ser multado o que te quiten el patín, mientras tanto tenemos cerrado y sin inaugurar uno de los mejores skateparks de Europa según anunciaron hace ya algunos años cuando presentaron el proyecto el alcalde y sus concejales correspondientes. Ahí no hemos avanzado nada como ciudad.
¿Cómo ves la salud del skate en España? No sólo de marcas, también de tiendas, nuevos practicantes, respeto por parte de autoridades o público general, nuevas influencias. ¿Crees que ha valido la pena el camino recorrido?
El camino recorrido ha valido la pena y seguimos recorriéndolo, quedan muchas cosas por hacer. En los últimos años hemos “sufrido” una gran popularización del skateboard que ha traído nuevos practicantes en grandes cantidades, para lo bueno y para lo malo. Creo que ya es hora de que no solo las tiendas encaucen todo esto, deben ser los propios skaters a través de asociaciones o clubes los que decidan sobre su futuro a medio y largo plazo en colaboración con estos comercios. Debemos concienciar y convencer a las autoridades y a los ciudadanos en general de que no somos una panda de gamberros y ya está, tenemos mucho que aportar a la ciudad y está en nuestra mano que eso se ponga en marcha.
Como cierre, nos gustaría que acabaras con una lista de agradecimientos a todos aquellos que se lo hayan currado por el skate andaluz desde los inicios, contribuyendo a llenar de significado una cultura que vemos como muy nuestra.
Pues no voy a citar a personajes ilustres del skate que hicieran grandes cosas, el skateboard en Andalucía ha avanzado gracias a todos y a cada uno de los que se han subido a un skate en su vida, todos hemos aportado algo, nadie es más que otro, lo que hacemos en nuestras vidas tiene una influencia inmediata en el entorno cercano. Yo empecé a patinar porque mi amigo Marco trajo un skate y me lo dejó para que lo probara, puede que yo hiciera lo mismo más tarde construyendo una pequeña rampa de saltos y le diera la oportunidad de probarla a algún otro amigo o desconocido. La vida está llena de pequeños detalles a los que no le damos la importancia que se merece y que puede cambiarte la vida como me pasó a mí. Doy las gracias a toda la gente que de una forma u otra ha compartido su pasión por el skate conmigo dándome la oportunidad de desarrollarme como skater y como persona, nunca sabréis suficientemente lo importante que ha sido todo esto para mí. ¡¡GRACIAS!!
Podéis leer más acerca de Juvensur en las siguientes direcciones:
http://stafmagazine.com/news/juvensur-25-anos-x-sustorm/
http://stafmagazine.com/events/inauguracion-juvensur-25-anos/
Entrevista: Jordi Quinto