Entrevista a Tommy Guerrero x Jordi Quinto


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Tommy Guerrero es un nombre clásico dentro de la escena del skate. Precursor, apenas con 15 años, del nacimiento del ‘street skating’, dentro de las filas de la marca Powell Peralta y su famoso grupo de Bones Brigade (junto a Tony Hawk, Steve Caballero, Lance Mountain, Mike McGill y Rodney Mullen), Tommy es recordado por sus descensos por las colinas de su San Francisco natal y su estilo transgresor y agresivo encima de la tabla. Tras su paso por Powell Peralta en los 80, TG fundó REAL Skateboards, que más tarde pasó a ser la joya de la corona del imperio DLXSF, una de las grandes compañías que aún siguen su andadura de manera independiente y priorizando siempre la cultura propia del skate más auténtico ante el bisneo imperante.

Durante toda su carrera, TG ha sido un fan de la música, y siempre ha estado involucrado en grupos, desde sus inicios en el punk rock hasta sus trabajos actuales: temas instrumentales, sutiles y melódicos, muy dinámicos, como él mismo comenta, una música intuitiva y agradable que lleva años grabando en discos y presentando en salas de todo el mundo. TG estuvo de gira por España y concluyó su periplo en Barcelona, donde ofeció un magnífico concierto en la Sala Sidecar, y tuvo la amabilidad de atendernos unas horas antes de su inicio para charlar de su carrera y de su amor por el patín.

¿Qué tal ha ido el No Man’s Land Tour, con el que has actuado en Holanda, Francia, Inglaterra y España?

-Hubo altos y bajos, como en algunos de los conciertos donde hubo muy poca asistencia, lo que es algo que no mola demasiado. Venr desde tan lejos a tocar para un grupo pequeño de gente siempre es algo difícil.

¿Crees que la audiencia está más interesada en tu carera como skater o en la música que tocas?

-Ceo que sería mitad y mitad. Creo que hay bastante gente que se acerca al concierto porque le va lo que hago musicalmente, y hay otros muchos que vienen a saludar, con una tabla que pueda firmar, pero a os cuales también les interesa el lado musical, o no estarían ahí.

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Háblanos de los miembros de la banda que te acompaña en el tour.

-Ya que yo no tengo una banda estable, lo que pasó aquí fue curioso. Del grupo con el que habitualmente salgo de gira, el guitarrista vive en New York, el batería vive en Philadelphia y ahora el bajista se ha ido a vivir a Brasil, así que lo que íbamos a hacer es reunirnos todos en New York, en el estudio de nuestro guitarrista Quinn, para ensayar durante un par de días antes de venir hacia aquí. Estos tíos conocen el 80% de mi música, pueden tocar lo que sea en cualquier momento, no sólo improvisar sobre algo, sino tocar los propios temas compuestos, que suelen ser unos 20. Apenas 6 semanas antes de empezar me encontré con que mi batería no podía venir, pues tenía otra gira con un grupo mucho más grande. Yo ya había planeado esta gira con unos 6 meses de antelación. Y al poco, resulta que mi bajista se lastimó el hombro, 3 semanas antes del inicio, así que ya me ves sin sección rítmica y a punto de salir. Pero mi amigo Fredo, que ha sido batería de los Beastie Boys durante 15 años, se vino de Los Ángeles a San Francisco, y resultó estar libre, con lo que empezamos a ensayar juntos. Encontré a Josh, que es de San Francisco y también tenía tiempo libre, lo que fue una suerte pues ambos suelen estar súper ocupados. Ensayamos en San Francisco y nos fuimos a New York a ensayar un par de días con Quinn en su estudio. Así que básicamente, se trata de un grupo nuevo. La música es muy sutil y dinámica, y no es fácil. Las partes son simples pero es necesario sentirlas. Estoy muy contento con como han ido las cosas, son unos músicos fenomenales, les estoy muy agradecido.

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¿Qué influencia tuvo el punk rock en tus inicios como skater?

-Cuando empecé a patinar yo escuchaba rock de los 70, ya sabes, Led Zeppelin, Black Sabbath y cosas de ese estilo. Creo que fue en el año 78 que mi hermano, Bryce Kanights y yo vimos a los Ramones en San Francisco, que daban un concierto gratuito. Eso lo cambió todo. A partir de ese momento quise tocar un instrumento y estar en una banda. Creamos una, con mi hermano y Bryce, y después pasamos por varias más durante los años. Yo empecé tocando la guitarra y cantando, pero enseguida lo cambié por el bajo, así que crecí siendo bajista. El punk rock y el skate siempre fueron de la mano, uno, porque ya eras un marginado siendo un skater, la oveja negra del rebaño, y dos, el ounk rock aceptaba a esa gente, freaks marginales en patín. Tenía ese espíritu del Hazlo Tú Mismo.

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Has sido una influencia increíble para un buen puñado de gente que ahora tiene entre 40 y 50 años. ¿Cómo lo ves?

-Me alegro que todo eso sucediera. La comunidad del skate me apoya mucho, y desde que toco música me han aceptado y apoyado, algo genial. El skate es como cualquier cosa, lo haces porque te gusta, y es algo personal, no lo haces para complacer a nadie, no estás pensando en tu futuro, no lo haces para ser famoso ni nada de eso. Fue curioso cuando me hicieron pro, cuando se convirtió en un trabajo, lo que fue genial porque sigue siendo el mejor trabajo que he tenido en la puta vida, con la oportunidad de viajar, conocer a gente de todo el mundo siendo tan joven. Me ayudó a formarme y definir quién soy como persona, fue algo único. Parece ya como la vida de otra persona, fue hace tanto tiempo, se hace raro.

Háblnos de tu retirada en el 95. ¿Cómo fue tu transición de pro skater a llevar una compañía y empezar a hacer música más en serio?

-La transición fue dura y difícil. El skate es mi identidad, es lo que soy, nunca seré nada más, por la manera en que percibes las cosas, la manera de acercarte a la vida, tu manera de moverte por ella. Es como patinar en la calle, es algo muy impulsivo y adaptable a lo que pasa delante tuyo en cada momento, así que debes adaptarte y perseverar. Yo he llevado estos conceptos conmigo en mi vida, así que puedo decir que el skate me lo ha enseñado todo. La transición entre ser profesional y dejar de serlo sucedió por pura necesidad. Con REAL Skateboards, ya sabes, sólo se pueden hacer cierta cantidad de tablas, y teníamos a un montón de chavales jóvenes que subían fuerte e íbamos a hacerles pro, así que yo les dejé sitio. Antes era diferente, así como ahora están las divisones de Veteranos y Masters, donde tíos que han sido pro toda la vida pueden seguir teniendo sus pro models, ni que sea por el respeto, tipos como Max Schaaf o John Cardiel, siempre deberían tener una tabla al menos, ya se produzcan 10 o 100 al mes.

En los 90 la cosa era diferente, el negocio estaba cambiando, se percibía de forma distinta, las ruedas se volvían más pequeñas, se hacía todo más técnico, más fresco, había más actitud quizás, y cambió drásticamente. Llegó un punto en que Jim Thiebaud y yo hablamos y decidimos retirarnos del profesionalismo juntos. Yo aún tenía un par de años, uno al menos, para acabar de despedirme, no en plan apurando y arrastrándome, pero sí acabar con lo que empecé, con esa pasión que me hacíia salir a romperme el cuello, esa motivación, ya que me estaba haciendo viejo y tampoco quería lesionarme de gravedad. Como la última vez que estuve en Barcelona, y me rompí el tobillo!

Nunca imaginé que pudiera mantener una carrera dentro del skate a los 30 o 40 años, como se puede hacer hoy. Pero en ese momento tenías que tratar de estar al día con todo lo que estaba haciendo Rodney con el patín técnico y todo el mundo se apuntó, yendo lento, haciendo trucos de flip, que parecía más importante que el simple acto de patinar. Cambió mucho. El dueño de la compañia, Fausto Vitello, junto a Eric Swenson, los dos tíos que fundaron Thrasher, Indy y tal, creía que no era buena idea, pues seguía vendiendo más tablas que nadie, y debía haberle escuchado entonces. Me sentí presionado, por decirlo de alguna manera, pero al mismo tiempo no quería ser el viejo que se arrastra por los spots agarrándose a su sueño. Fue duro, aún pienso en ello muy a menudo. Pero doy las gracias por la oportunidad que tuve. Y aquí estoy!

Las grandes corporaciones mundiales del deporte y la ropa, así como bebidas energéticas y demás, están cada vez más presentes en el día a día del skate. Incluso Levi’s, que es esponsor de tu gira de conciertos No Man’s Land por Europa. ¿Cuál es tu postura al respecto, como skater OG y propietario de una compañía indie?

-Es complicado. Nike, en concreto, ya lo intentó anteriormente y lo dejaron, para luego volver con fuerza. Si siguieran apostando por el skate durante los malos tiempos, las vacas flacas, ya que en esto todo es cíclico, mostrarían un poco de integridad, de amor por el skate. Han de estar ahí en los buenos momentos y en los malos, y lo mismo con las otras compañías. Con Levi’s, que patrocina este tour, su acercamiento al tema es bastante interesante, ya que van construyendo skateparks por todas partes, por todo el mundo, cosa que mola bastante. Su dinero se invierte ahí, no en equipos de estrellas profesionales, va a la base. Han apoyado esta gira bastante bien, a pesar de ser yo mismo quien la sostiene económicamente, por lo que les estoy muy agradecido. Siempre he estado muy unido a Levi’s, con quienes realicé una colaboración hace algunos años en Japón, así que es de lo más normal para mí. Son de San Francisco, y hacen los únicos pantalones que uso después de todo. Son una parte de la cultura callejera de San Francisco. Con todas estas grandes empresas, los skaters fiinalmente pueden ganar algo de dinero de verdad, pueden tener un buen futuro más tarde, porque todos van a estar jodidos físicamente cuando lo dejen. Mis rodillas están hechas polvo, me duele la espalda a diario, el skate me dejó el cuerpo hecho caldo, y ya está bien, pero no tuve un plan B para cuando esto acabara. Los mayores campeonatos de mi época repartían 3.000$ para el ganador. Hoy en día, se llevan 100.000$ como si nada, y eso está muy bien, que vengan estas empresas y se gasten la pasta y ésta vaya hacia quienes se curran el espectáculo. Muchas de ellas lo hacen por la credibilidad que les otorga, ya que el skate es la hostia, así que quieren un trocito y pagarán mucho por ello. Y así es como debe ser, que se dejen la pasta. Piensa en los golfistas y en el dinero que ganan. No quiero cuestionar en absoluto su talento, pero mira qué peligro conlleva el golf. Ganan una casa como premio! El skate nunca tuvo nada. Tengo sentimientos encontrados al respecto. Ahora mismo, es una parte tan pervasiva de nuestra industria, simplemente existe y está ahí. Hacia dónde evolucionará, veremos. Cuando llegue la próxima bofetada veremos si se quedan o se largan.

Por último, ¿cuál es tu rol en DLXSF?

-He estado de director artístico en Krooked los últimos diez años, así que trabajo mucho con Mark Gonzales. Nos comunicamos constantemente, me envía sus dibujos, hablamos, él vive en New York, así que no está nunca por DLXSF. He estado componiendo y encargándome de la producción durante mucho tiempo, por lo que ahora he decidido apartarme un poco, pues empezaba a tener problemas físicos al pasarme el día sentado delante del ordenador. Toda esa mierda repetitiva me estaba cascando las manos, así que ahora me ocupo de dirigir la empresa, así me gusta más. Cuando Jim Thiebaud necesita cualquier cosa, una idea, una opinión, ahí estoy yo. Jim lleva la compañía, lo lleva haciendo desde hace mucho tiempo. Y lo hace por las razones correctas. Ya sabes, por amor al skate.

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Entrevista Jordi Quinto