El pasado viernes 21 de septiembre estuvimos en las instalaciones de Windoor Ampuriabrava junto a los chic@s de Sbes magazine y los ríders Israel Planas y Adán Baserba.
El objetivo de nuestro viaje era pasar un día probando las instalaciones de Windoor para realizar un reportaje de sus instalaciones.
Windoor Ampuriabrava es, de momento, el único túnel de viento vertical de tipo recreativo en España. El mismo grupo estrenará a principios de 2016 un nuevo Túnel en Barcelona, en el Power8 Stadium del RCDE Español (Cornellà).
Para que os hagáis una idea, Windoor es un simulador de caída libre que permite disfrutar a quién entra en él, de la liberadora sensación de VOLAR sin necesidad de tirarse desde un avión y, por tanto, sin correr ningún tipo de riesgo.
El viento puede alcanzar una velocidad máxima de 300 kilómetros por hora, no está nada mal. Sin embargo, los motores eléctricos programan su velocidad en función del nivel del usuario. La aceleración de 0 a 290 kilómetros por hora se consigue en sólo 10 segundos. ¡Cómo mola!
Como ya os hemos dicho, Ripping invitó al ríder Israel Planas, seleccionador de snow, surfer y un montón de cosas más relacionadas con los deportes de acción. Israel es un gran amigo nuestro y también un killer de los deportes de acción.
Isra ya había experimentado el vuelo en el túnel en otras ocasiones. Pero queríamos saber cuánto tiempo se necesitaba para comenzar a volar y hacer algunos truquillos, especialmente si se es novato. La sorpresa fue que con unos 40 minutos de vuelo (que era lo que llevaba acumulado Isra hasta el día 21) ya se pueden realizar bastantes movimientos y trucos.
Nada más llegar, realizamos todos juntos una clase de wincoach, una nueva línea de entrenamiento que consiste en una clase más avanzada de las que se realizan para los que se inician por vez primera en el vuelo. Las clases se dan en una sala polivalente con un monitor. El nuestro fue Alfredo Fernández, uno de los monitores de la empresa y que especialmente dio a Isra una clase más técnica para perfeccionar su vuelo, los errores más comunes que se cometen cuando no se dispone de monitor, etc. Después, ya era el momento de poner los conocimientos en práctica y comenzar a volar.
La sensación al entrar a la sala previa al túnel es increíble: el nudo en el estómago se comienza a deshacer y las ganas de volar cada vez son mayores. El primero en entrar fue Isra, junto a Alfredo que controlaba su vuelo y le daba instrucciones. Después entraron Adán y Alba, que mostraron cara de felicidad y libertad durante todo el vuelo. Finalmente entró David Botello, quién escribe estas líneas. La sensación que tuve al entrar fue increíble. Un fuerte viento hace que te eleve, las piernas estiradas y relajación… ¡estaba volando!. Sólo tienes sensación de hormigueo por el cuerpo, no hay peligro alguno y entiendes por qué hasta los niños de 4 años lo pueden practicar.
Pero lo bueno llega después de esos dos primeros minutos de principiante, cuando Alfredo te coge y te eleva hasta nueve metros por encima, llevándote hasta la cumbre del tubo. Luego, te baja a una velocidad increíble, y así dos veces. Realmente, es una sensación increíble, inolvidable.
La sonrisa no se va de nuestras caras en todo el día.
Una vez acabado el vuelo puedes comer en el bar junto al túnel de viento y tomar algo mientras ves como otras personas están volando. El espectáculo es continuo en Windoor, nunca tienes ganas de salir de allí.
Os dejamos con las fotos de ese día que le hicimos a Isra, para que veas que con un poquito de tiempo puedes llegar a volar como si fueras el mismísimo Peter Pan, pero en el reino de Windoor Ampuriabrava.
Fotografía y texto: David Botello