Hasta el momento hemos visto perros y cerdos subidos a una tabla de surf. Con mayor o menos habilidad se aguantaban sobre la tabla. Hemos visto a surfers sorteando delfines entre las olas. Pero hoy Mantthew Stanley nos muestra como las focas también son capaces de subirse a una tabla y apreciar las caricias de los humanos.
Dan ganas de llevárselas a casa para tenerlas como compañeras de juego. Lástima que nuestras bañeras se les quedarían pequeñas…