Con el despacho a cuestas
Tomemos nota de lo que se practica en las antípodas de nuestro país. El estudio de arquitectura y diseño neozelandés Studio 106 decidió cambiar su oficina habitual de trabajo por una furgo vieja pero totalmente reformada. De esta manera pueden aprovechar la luz de los meses de verano y mantener la productividad en los días de calor, buscando el fresco del aire libre. Todo mucho más sostenible, al no tener que consumir aire acondicionado y reducir las facturas de electricidad. Además, la oficina se puede llevar allá donde el cliente nos lleve, cercano a las obras o a los espacios que nos inspiren.
Un detalle interesante: los escritorios interiores están hechos de cartón, de manera que pueden doblarse para guardarlos más fácilmente.
Aquí hemos comenzado con las vans gastronómicas. ¿Para cuándo las furgos para profesionales? Trabajar al lado del mar no tendría precio…